¿Quién pregunta, quién responde? Humanos e inteligencias artificiales

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Mauricio Nuñez

 Las dudas son y las preguntas se construyen

Las fórmulas de construcción de preguntas vienen desde nuestras gramáticas de crianza, afinadas por el intercambio con otros, la escuela y las diversas como enriquecedoras o no que dan los medios de comunicación masiva: Esos ¿Qué, ¿Cuál / cuáles, ¿Quién / quiénes, ¿Cuánto / cuánta / cuántos / cuántas, ¿Cuándo, ¿Dónde, ¿Cómo, ¿Por qué?, canalizado por la fórmula gramatical:  Interrogación + verbo + sujeto, propicia el diálogo. Se vuelven el punto de partida básico para la construcción, los cuales parecen simples, pero por simples se omiten, dejando débil a la cuestión.

Ellas deben tener propósito de diálogo. Estarán nutridas por ello, de ruidos o músicas, intenciones o limitaciones y propósito e inspiración o trivialidad vana o posibilitadora.

Los diálogos son caminos fáciles o difíciles, veloces o lentos y buscan transformar las dudas en otras, en posibilidades, imposibilidades o respuestas para buscar la verdad o lo que asemejamos a ella por consenso.

La urgencia de tener las respuestas que necesito

En 1968, cuando Pablo Picasso afirmó que «Las computadoras son inútiles. Solo pueden darte respuestas», no habría estado expuesto a la computadora moderna tal como la conocemos.

Las respuestas ya están listas. La disponibilidad y el acceso a ellas no.  En principio debe tener un hardware que tenga las capacidades para acceder a la información, transaccionar en pago debitado de sus bancos o pagados con sus datos y allí ser mediado por un software pre entrenado para entregar respuestas basadas en algoritmos que el entrenador, sabe en un alto porcentaje o no, el por qué se dan.

El cómo accedemos a ellas requiere la mediación de instrucción o la instigación o prompt, que busca la respuesta y se construye con una serie de delimitadores:

 

  1. Debe asignarle un rol desde la cuál modular la respuesta (Docente, investigador, diseñador gráfico, comunicador, otro. Desde el QUIÉN quiere que le responda) 2. Una acción clara y directa (crea, analiza, explica, describe, resume, traduce. Un verbo que de una orden. VERBO IMPERATIVO) 3. Dígale a que publico se dirigirá la respuesta que le pide (Docentes, compañeros de curso, profesionales de un área específica, aficionados, entre otros. PARA QUIÉN será el mensaje) 4. Especifica el formato que quieres tu resultado Listado, tabla, esquema, presentación, párrafo descriptivo, correo electrónico, post para redes sociales, entre otro. El CÓMO quiere que le presente los resultados de lo preguntado) 5. Incluye datos adicionales (Numero de palabras, incluya palabras específicas, Tono-formal, casual, etc. – Estilo-académico o periodístico, etc., restricciones, entre otros). Puede utilizar este orden u otro y si no es la RESPUESTA ESPERADA, vuelva a intentar afinando cada elemento [1]

A pesar de la ilusión de diálogo que tengo con mi reloj despertador con Alexa o las no pocas interacciones que tengo con Siri, Gemini, copilot, deepseek, Chat gpt, entre las más evidentes, nunca ella o por lo menos en mi ciclo vital, podrá acompañarme a sentir el grito de EUREKA, que el genio Arquímedes, en ropa interior proclamó.  

Los datos de lo pre entrenado de los GPT y las IA.

El acrónimo BANI[2] (Frágil, ansioso, no lineal y incomprensible) dónde buscamos dar marco para interpretar a los tiempos que vivimos, coloca en el ámbito de lo incomprensible el manejo de los datos.

Datos que cada vez más, desde el sesgo inicial de programación, los avances dados al aprendizaje de máquina y finalmente a la evolución no controlada de las conexiones con el conocimiento de esta tecnología, nos sumirán en: La fragilidad, que nos conduce a la ansiedad de los hechos no lineales y que cuando recurramos al conocimiento no sea comprensible o por lo menos no sepamos las intenciones que condujeron a ello.

La IA, es una alta consumidora de electricidad, agua (para su refrigeración), uso de espacio físico, con gran extensión de terreno y organismos biológicos a nivel de simbiosis (que consumen lo que produce y crean los ambientes para que ella suceda -ellos, ustedes y yo-).  ¿Estamos creando, alimentando y permitiendo otra forma competidora por recursos, cohabitante del espacio físico planetario y capacidades para influir en los pensamientos, emociones y conductas nuestras?

Todo ello sumados a nuestra abstinencia de dudar, cuestionar, argumentar y rebatir lo representado por los medios de trasmisión de las IA o los influyentes en ellas, nos puede convertir no más que en una “batería de 120 voltios y más de 2500 BTUs de calor corporal”[3].       PD: En la elaboración de este escrito utilicé IA para la búsqueda de referencias y definiciones.

 

[1]¿Cómo hacer preguntas efectivas a una Inteligencia Artificial? ¿Qué es un prompt?
, https://www.youtube.com/watch?v=UFMBkMt_C_I, Recuperado 2-04-2025, BibliotecasDuocUC
[2] Generación Talento. (2023, 27 de enero). Comprender el contexto BANI para hacer frente a los desafíos del mundo actual. Recuperado de https://generaciontalento.org/blog/noticia/comprender-el-contexto-bani-para-hacer-frente-a-los-desafios-del-mundo-actual/329
[3] Wachowski, L., y Wachowski, L. (1999). Matrix . Warner Bros.

 

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Mauricio Nuñez

Hace unos días realizamos un taller formativo donde metodológicamente utilizamos una metáfora por medio de un juego, que les permitiría a los participantes develar, de ella, una aplicación para su vida real.

Avanzando en la dinámica, uno de los participantes preguntó: ¿y qué es la realidad?, y con ese impulso, fue más allá: ¿Qué es real? Los comentarios a ello, entre jocosos y argumentados, me dejaron como facilitador un sabor de boca y una rasquiña intelectual sobre aquel momento poderoso propiciado por una expresión sencilla: La pregunta.  

Excelentes y potentes preguntas despertaron esa sensación tanto física como intelectual en mí. Pero quiero ir un poco más allá, acompañándome del impulso que lo llevó a él, a la siguiente pregunta, la dinamizadora duda.  

¿Qué fue primero la gallina… la duda o la pregunta?

Si es de gallinas y huevos, la ciencia, ejerciendo uno de sus principales ejercicios, ha llegado a la respuesta: Y está dada a su ubicación en la taxonomía evolutiva[1].

Las dudas son como las luciérnagas en la noche: Aparecen, desaparecen, reaparecen, encandelillan y susurran en la oscuridad de la mente. Algunas de ellas, al ser sumadas a las emociones, son intensas, y si, además, son acompañadas de las creencias y valores, pueden ser combustible atizado de los dilemas, los problemas y los conflictos, que afortunadamente no dejan de abundar en la vida

Los niños son cazadores y creadores de luciérnagas, por el ser niños, particularmente cuando usan la llave con la pregunta ¿Por qué?, abriendo un mundo de posibilidades, propiciadoras de volcanes divertidos y energéticos. O extintas de tajo.

Los abordajes más refinados se van dando por el proceso educativo, el devenir de la vida, los contextos y las experiencias; muchas de ellas actúan como un refine clorado que quita el poder de la energética y sabrosa caña recién cortada.

Ese acallar de luciérnagas o la posibilidad que se den, lleva los extremos de accionar “sin mente”, como lo he escuchado no en pocas ocasiones en las personas que se sienten limitadas por la reflexión, la parálisis por sobre análisis, el apuro de las circunstancias, y no quieren ser saturadas por las luciérnagas que nutren el pánico que paraliza.

 

3 Preguntando se llega a Roma o te pegas una extraviada…

Sócrates consideraba que la duda era una herramienta para despejar confusiones y llegar a la verdad. Para él, la duda era un motor que impulsaba a la mente humana a cuestionar y analizar la realidad. [1]

La duda como impulsora de la pregunta (o al revés), ha llevado a encontrar o a extraviar a muchos de nosotros; y como dijo Pablo Picasso: “en la duda reside también nuestro carácter humano”. La duda y la pregunta se encuentran rodeadas de una muy densa selva que el carácter del humano colma de aristas, interpretaciones, contextos, desde donde se abordan los sesgos propios y de otros, influenciados por las relaciones sociales, los filtros que da nuestra personalidad, entre muchos más.

Cuantas veces se encuentra el lector con la duda más sencilla: colocarse una camisa blanca o azul. “La duda es un estado mental en el que la mente permanece suspendida entre dos o más proposiciones contradictorias y no está segura de ellas. La duda a nivel emocional es la indecisión entre la creencia y la incredulidad”.[2]  Pasa esa duda por el denso viaje de consideraciones y que pueden ser calificadas, desde donde se observe, como ligeras o profundas. ¿Será la del color que combina con mis ojos?  o ¿Las percepciones de mi interlocutor serán sesgadas por el color de mi camisa? Las anteriores livianas o pesadas preguntas hacen notar el nivel de elaboración en principio, pero también, todo el conjunto de consideraciones y acentos que el humano coloca en ellas.

La construcción de buenas preguntas busca ser el cause por donde transiten las dudas con respecto a nosotros mismos, a otros, al conocimiento y a la realidad misma.

[1] La BioZona. (2021, 24 de noviembre). ¿El huevo o la gallina? Consideraciones evolutivas. La BioZona: Blog. https://www.labiozona.com/blog/el-huevo-o-la-gallina/ recuperado 8-11-2025
[2] Socrates: Ethos and Doubt (Background of an ethic). Tesis doctoral. Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México. 2019. Disponible en: https://ru.dgb.unam.mx/bitstream/20.500.14330/TES01000197790/3/0197790.pdf Fuentes y contenido relacionado
[3] Sharpe, Alfred. The Catholic Encyclopedia 5 (New York: Robert Appleton). Consultado el 21 de octubre de 2008. Recuperado de  https://es.wikipedia.org/wiki/Duda#cite_note-Cath-1. 3-04-25

 

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